jueves, 15 de febrero de 2018


Los perros y la nieve

Ya llego el frio y con él los primeros copos de nieve. No hay mejor plan para el fin de semana que subir a la sierra a disfrutar del campo nevado con los niños y nuestros perros. Nos abrigamos bien, cogemos  los trineos y nos ponemos en marcha. Pero ¿hemos preparado a nuestro perro para una tarde en la nieve?

Lo primero que tendremos que tener en cuenta antes de salir con ellos, es si sus condiciones físicas son las apropiadas. Si nuestro perro carece de pelo o es friolero será conveniente ponerle un abrigo o un chubasquero.  En el caso de que sea un cachorro de pocos meses o un perro de edad avanzada; o si tiene problemas articulares quizás no sea lo más conveniente llevarlo con nosotros. Pues podemos agravar o generar dolencias físicas. En estos casos quizás sea mejor comentarlo previamente con nuestro veterinario.

Está claro que no todos los perros  son iguales y no con todos deberemos tener el mismo tipo de precauciones. No es lo mismo ser el propietario de un chihuahua (que por aclimatación y características propias tienden a ser frioleros) que de un Alaska malamute (los cuales disfrutaran enormente de las bajas temperaturas). Así podremos proveerles de los complementos más adecuados.

En días soleados lo ideal sería dotarles de gafas solares, porque al igual que con los ojos de las personas la radiación solar reflejada en la nieve puede causar daños en la retina.

Otra buena opción es utilizar botas o endurecedores de almohadillas que les ayudaran a que no se les formen grietas en las mismas. Además con las botas conseguiremos de forma rápida evitar que se chupen la nieve que les queda impregnada en las patas.

Y en el caso de que nuestra mascota sea de esas que les gusta campar a sus anchas fuera de nuestro campo visual no estaría mal utilizar un collar con luz localizadora, además de una placa identificativa con su nombre y número de teléfono de contacto. Puesto que aunque su olfato privilegiado les permite encontrar el rastro con facilidad. Las condiciones cambiantes de la nieve y las bajas temperaturas pueden dificultarle la tarea en gran medida. Provocando su pérdida.

Además es importante saber  con antelación que tipo de actividades vamos a llevar a cabo. Puesto que si se trata de un día de diversión familiar nuestra mascota estará encantada de disfrutar con nosotros. Pero si hablamos  de una jornada deportiva, nuestro compañero deberá contar con las condiciones físicas adecuadas previamente. No podemos pedirles que después de pasar todo el año tirados en el sofá lleven  a cabo una larga travesía a través de la nieve. Realizar un entrenamiento previo será más adecuado y saludable. Permitiéndole adquirir un mejor tono muscular. Así mismo Es importante saber cuándo tenemos que parar y tener la precaución de no llevar a nuestro compañero hasta el punto del agotamiento y la extenuación,  porque llegar  a este punto puede acarrear graves consecuencias, en ocasiones irreversibles

En ambos casos, el desgaste energético de nuestra mascota siempre será superior al mismo ejerció realizado fuera de un entorno nevado. Y es por ello que procuraremos implementar la cantidad de comida o valor energético de la misma. Si vamos a pasar un largo periodo de tiempo en la nieve llevar un piscolabis para nuestro compañero será algo que nos agradezca enormemente.  Del mismo modo no debemos olvidarnos de llevar agua para ofrecerles y que así se mantengan correctamente hidratados. Puesto que ellos al jadear  a causa de la transpiración pierden mucha humedad. Y en la montaña según aumenta la altitud disminuye la humedad ambiental. Lo que les lleva a la deshidratación.

Un pero en la nieve es igual que un niño pequeño, les encanta jugar cogerla con la boca y tirarla hacia arriba. Que les hagamos bolas de nieve y se las lancemos para que ellos puedan cazarlas. Pero ¿que contiene este blanco elemento? En principio todo el mundo sabe que la nieve no es más que agua en estado sólido. Por lo tanto no debería suponer ningún problema que nuestro compañero se la metiese en la boca o se la llegase a comer. Pero la realidad suele ser otra muy distinta.

En las grandes ciudades donde llueve con poca frecuencia y nieva menos aún, los copos al caer arrastran con ellos toda la contaminación ambiental, así que no parece lo más conveniente dejar que se traguen toda esa guarreria. Por si esto fuera poco y para prevenir males mayores echamos sal y anticongelante para mantener las aceras limpias y evitar resbalones. Pero el anticongelante aporta a la nieve etilen glicol una sustancia que en el organismo provoca graves fallos renales; además encontraremos metanol y propinelglicol todas ellas sustancias altamente toxicas para el cuerpo. Esto no quiere decir que si nuestra mascota se chupa las patas después de jugar un rato en la nieve, se vaya a morir intoxicado. Pero es cierto que todos los años perdemos a compañeros por no tener en cuenta este riesgo con la nieve. Los síntomas más frecuentes en estos casos son los vómitos, convulsiones, taquicardias, fallos respiratorios o ceguera. Y lamentablemente todo lo que podemos hacer es correr hacia el veterinario más cercano.

Otro problema que se presenta al comer nieve, es el choque de temperaturas. La nieve está muy fría y entra en un cuerpo caliente, puede ocurrir que tras la ingesta de nieve notemos que a nuestra mascota sufre dolores de barriga o enfermedades como las traqueítis. Por lo que el consumo de nieve es desaconsejable. Y si es inevitable procuraremos que la nieve que consuma sea de zonas vírgenes alejada de las ciudades y que no sea de las primeras nevadas.

Una vez terminada la jornada ya en casa a todos nos apetece secarnos y entrar en calor. Pues bien una vez más ellos no son la excepción. A ellos también les proporciona un gran placer una buena comida que les haga entrar en calor. Tendremos que secarlos bien con tolla o con secador si es necesario para eliminar toda la humedad, que se pueda quedar entre el pelaje. Porque en contra, de lo que pensamos habitualmente lo que les hace enfermar es la humedad y no el frio.

En el caso de que nuestro alojamiento no sea nuestra vivienda habitual procuraremos buscarle un lugar cálido y cómodo no demasiado cerca de las fuentes de calor como estufas chimeneas dado que estos nuevos elementos no los tienen controlados y puede ser que lleguen a quemarse sin darse cuenta de la proximidad a la que están.

No hay comentarios:

Publicar un comentario